«Mañana vamos a estar otra vez en descubierto -dice Mario el gerente- así que andá pensando esta noche cómo cubrimos». Agrega: «Mirá que el gerente del banco dijo que no nos aguantan un día más trabajando de esta manera, que tenemos que cubrir antes de las 15 o nos rechazan otro cheque. Y vamos por 3». «¿Otra vez?», dice el dueño de la pyme. Esto no es una película, es la vida diaria de la mayoría de las pymes, que viven «desencajadas» esperando que algo y/o alguien los salve de sus problemas cotidianos de caja.

 

En una empresa pyme, y cuando más chica peor, la caja es todo, si no hay caja no se puede operar, no se pueden pagar los gastos, no se puede crecer ni pensar en crecer. Esta situación se acentúa cuando: a) la empresa viene cuesta abajo en ventas; b) el dueño no acomoda sus gastos; c) un cliente importante deja de pagar; d) se corta la cadena de pagos, o e) no hay una planificación futura de la caja.

Cuando se ve una empresa, primero se ve al empresario, y luego a la empresa. Lo que le pasa al empresario, repercute inmediatamente en la empresa; lo que sucede en la empresa entra en la piel del empresario. Si el empresario está desencajado la empresa se desencaja, entonces todo pasa a ser caja. Por consiguiente el resultado es la «desconexión cajaria» y esto lleva al caos o a lo que llamamos «metástasis financiera». Generalmente las medidas que se toman a diario, las cuales son inadecuadas para la complejidad de la empresa, terminan provocando el «vivir en el agujero de la caja» en donde la caja de abajo está «desencajada» con la caja de arriba, desencajando el sistema de la empresa.

La caja de hoy o caja de abajo es la caja diaria que alimenta y permite el flujo de la empresa, y la caja de arriba es la caja del futuro, la que asegura la confianza, que permite el crecimiento, que facilita y articula el sostenimiento de ideas, de proyectos, de planificaciones estratégicas, de innovaciones y de la vida de la empresa por sí misma.

¿Cómo hacemos para trabajar en la empresa y en la caja al mismo tiempo? Es un proceso duro y demanda disciplina, pero se requiere la articulación de tres elementos: aceptación de los errores, fortaleza para ejecutar los cambios, y la decisión para gestionar en consecuencia.

Vivir en la caja de abajo sólo nos hace pensar en qué entró y qué salió o qué tengo que cubrir mañana. ¿Hay forma de conectar la caja de abajo con la de arriba o esto es una fantasía más? Primero tengamos algunos conceptos claros. Caja es todo porque sin caja no podemos funcionar. Pero si pensamos en la empresa y en la caja de arriba vamos a entender que todo no es caja.

La caja de futuro se conecta con la caja de hoy y permanecen conectadas en sintonía e iluminadas. Ahora, ¿podemos crecer sin caja? Sin duda que no. Es muy difícil o casi imposible, pero para que ésta sea sólida hay que armarla, estructurarla y encajarla en un proyecto trayendo el proyecto del futuro a hoy y visualizando este proyecto real en una caja actual. Para esto, primero tenemos que trabajar con planificación en la caja de arriba para lo cual inicialmente necesitamos contar con información genuina de la empresa, luego proyectar escenarios, trabajar en los pilares económicos y financieros para sostener los constantes cambios de realidades y planificar en equipo el proyecto y el crecimiento. Esto es poner en sintonía y conexión la caja de hoy con la caja del mañana, la caja de abajo con la caja de arriba. Entonces es necesario trabajar duro con aceptación, fortaleza y decisión, provocando los cambios necesarios, para que ordenados y con proyecto, caja sea todo, pero no todo sea caja.


Nota publicada en Diario Ámbito Financiero el 24 de Septiembre de 2009